Es decir, que nosotros controlamos únicamente al portero de nuestro equipo y solo tenemos que parar el balón cuando los contrarios nos lo tiren a nuestra portería, ya sea con jugadas a balón parado o simplemente tras llegar corriendo a nuestro territorio. Todo el equipo dirigido por el técnico que acababa de proclamarse campeón del Mundial 1994 con Brasil, Carlos Alberto Parreira. Pero lo mejor de todo es que podemos ejecutar disparos especiales, muy en plan Capitán Tsubasa, pero no tan espectaculares. Dejando de lado esta «anécdota» futbolística, resulta que la gente de Grandslam sacó en 1986 un juego que pretendía homenajear a aquel hecho.





